En la relación con los Estados Unidos, la Presidente Claudia Sheinbaum tiene dos opciones; coopera u obstruye, o como diría Zhenli Ye Gon: “coopela o cuello”.
La semana pasada, Trump dijo: “México está manejado por los cárteles. Tengo un gran respeto por la presidenta, una mujer que creo que es una mujer tremenda. Es una mujer muy valiente. Pero México está gobernado por los cárteles, y tenemos que defendernos de eso”
Aunque en los dichos la Presidente se opone a los Estados Unidos, en la práctica, a todo le dice que sí. Sobre la cancelación de 13 rutas desde el AIFA a los Estados Unidos, la Presidente afirmó que México no era piñata de nadie, pero en los hechos van a hacer todo lo posible por cumplir con el acuerdo aéreo que Estados Unidos considera violado.
Las opciones de México son limitadas. Estados Unidos va a atacar a Venezuela y por ello ha trasladado gran parte de su flota naval frente a las costas de Venezuela. Trump anunció la llegada del portaaviones USS Gerard R. Ford al Caribe y no se espera que sea para hundir unas cuantas lanchas. ¿Y por qué no ataca a Colombia cuyo Presidente ha sido bastante agresivo con los Estados Unidos? Porque Colombia, que ha recibido varios millones de dólares en lucha contra el narco, coopera en todo con los Estados Unidos.
En conclusión, la única opción de México es cooperar. Varios políticos estadounidenses cuestionan el que se vaya a atacar a Venezuela cuando la mayor parte del tráfico de drogas proviene de México. Ganas, no le faltan a Trump, pero si algo ha hecho México ha sido complacer en todo a los Estados Unidos. De acuerdo con Ricardo Pascoe, Estados Unidos no ha atacado a Venezuela en consideración con lo que podría pasar en México. Pareciera que dicha consideración no tiene ningún peso ahora, pues ya no se cuestiona el ataque a Venezuela, sino la forma. Los que ocurra en Venezuela, puede suceder en México. Si EEUU ataca a los narcotraficantes con drones o misiles, también podría hacer los mismo en México. Tal vez, si EEUU ataca a Venezuela, la Presiente ya no sea tan complaciente, pues como dice el dicho; “cuando veas las barbas del vecino recortar, pon las tuyas a remojar”.
El dilema de Claudia
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