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De die in diem

Harari opina que se puede hackear el cerebro

Para Yuval Noah Harari el libre albedrío es un mito. Es un mito que el liberalismo heredó, según Harari, de la teología cristiana. Sin el libre albedrío, Dios no podría castigar o recompensar a los hombres. El libre albedrío es un supuesto de la libertad. En un artículo titulado “Los cerebros hackeados votan” y publicado por el diario El País, Harari argumenta que el hombre no es realmente libre, aunque puede decidir qué comer, con quién casarse o por quién votar, esas decisiones están determinadas por los genes, la bioquímica, el sexo, el origen familiar, etcétera. De acuerdo con Harari, quienes creen en el libre albedrío son los cerebros más fáciles de hackear. Para hackearlos hace falta conocimientos sobre biología, muchos datos y gran capacidad informática. Para el autor, los gobiernos cuentan con todo lo necesario y cuando logren piratearlos, no sólo podrán predecir las decisiones sino determinar los sentimientos. El método actualmente empleado es pulsar los botones del miedo, el odio o la codicia. Este método se emplea para vendernos políticos e ideologías.

Estaríamos mejor sin López Obrador

Gabriel Zaid decía que en México lo público era privado y lo privado, público. Era la época del presidencialismo mexicano cuando los medios estaban coptados y no se conocía la verdad. En las elecciones de 1988, Manuel J. Clouthier boicoteó el noticiero “24 horas” porque ocultaba la verdad. En el México de hoy, nadie sabe a ciencia cierta porqué no hay gasolina. Algo que tendría que ser público, es totalmente privado. El gobierno alega que es por una estrategia en contra del llamado “huachicoleo” o robo de combustibles. En realidad, México está pagando los costos de la curva de aprendizaje o mejor dicho; la ineptitud de los nuevos gobernantes. Aunque también esta crisis tiene un hedor a una idea de viejo cuño conocida como “soberanía energética”. El 12 de noviembre de 2018, Mario Maldonado publica una nota en el diario El Universal encabezada “AMLO estuvo a punto de iniciar su sexenio en crisis” en la que narra cómo Rocío Nahle Y Octavio Romero, ahora la Secretaria de Energía y el Director de PEMEX, se apersonaron en las oficinas de la paraestatal para tratar de cancelar una compra por 1.4 millones de barriles de petróleo ligero Bakken a la estadounidense Phillips 66. De acuerdo con esta nota del diario El Universal, las refinerías estaban trabajando a un 24 a 33 por ciento de su capacidad por la falta de crudo ligero. El 9 de enero de 2018, Sergio Negrete Cárdenas y otros usuarios de Twitter reportaban la cantidad de barcos cargados con combustible que estaban esperando turno para descargar en Tuxpan y Coatzacoalcos. Al día siguiente, de acuerdo con esta nota de Ejecentral, la Secretaria de Energía, Rocío Nahle García, descartaba que hubiera atasco de buques petroleros en el Golfo. Proceso cita al diario The Wall Street Journal para informar que México compró 33% menos gasolina en enero comparado con diciembre y 45% menos comparado con el mes de enero anterior. El cierre de ductos explicaría la escasez de gasolinas en el bajío, pero no en el centro del país. Ello quiere decir que la crisis de desabastecimiento tiene muchos factores que no sólo se explican por la lucha frontal contra el robo de combustibles. La razón más plausible es la ineptitud del nuevo gobierno. Detrás de la arcaica idea de la soberanía nacional, prevalece la noción de que la privatización afecta la soberanía nacional porque debilita el control de la producción de los hidrocarburos. El nuevo gobierno quiso establecer un control férreo de los hidrocarburos que imposibilitó su distribución. Ahora el gobierno alega que no hay desabastecimiento, sino problemas de distribución. Efectivamente, hay gasolina menos en dos lugares a saber; en los tanques de los vehículos y en las estaciones de servicio. De acuerdo con Arlene Ramírez Uresti, aunque el gobierno alegue que no hay escasez, las escenas de compras de pánico ponen en tela de juicio esta afirmación. El comportamiento de los consumidores demuestra la nula credibilidad que tiene el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Para mitigar esta situación, el gobierno ha aceptado una mayor participación de la iniciativa privada en la distribución de gasolinas. De acuerdo con esta nota de Noticieros Televisa, PEMEX ha aceptado la ayuda de la la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga, para transportar combustible a las estaciones de servicio a pesar del monopolio del Sindicato en la distribución de la llamada “última milla”. Entonces el gobierno claudicará su pretensión de establecer un control férreo sobre la distribución de los combustibles a una más permisiva de laissez faire, laissez passer, en la que no va a saber qué combustibles son legales y cuáles son robados, a pesar de mantener algunos ductos cerrados. Nadie tendría que saber los esquemas de distribución de PEMEX o la cantidad de kilómetros de ductos que atraviesan el país, o cuáles están abiertos y cuáles permanecen cerrados, pero la necesidad de entender la crisis de abastecimiento nos va a volver expertos a todos.

Clase inútil

Yuval Noah Hariri plantea un problema interesante. En los anteriores periodos de automatización, un campesino que perdía el trabajo por la automatización en el campo podía conseguir empleo en una fábrica de tractores. Después un obrero que perdía el trabajo, podía conseguir empleo como cajero en Walmart. Pero si ese empleado pierde actualmente su trabajo, es muy difícil que consiga empleo como piloto de drones. Y si aún así lograra hacerlo, se tendría que reinventar en pocos años porque los pilotos de drones ya no serían necesarios.

El relato del liberalismo

Yuval Noah Harari, en su obra 21 lecciones para el siglo XXI, dice que a partir de la crisis del 2008 la gente se siente más desilusionada del relato liberal. Aunque reconoce que no todo va bien, el relato liberal tiene la solución a muchos de los problemas que nos aquejan: “conceder más libertad a la gente”. De acuerdo con el autor, algunas naciones han descubierto que les gusta el antiguo mundo jerárquico o no quieren renunciar a privilegios de raciales, nacionales o de género, otras naciones, han descubierto que el relato liberal es un gran chanchullo que enriquece a la elite a costa de las masas. Yuval Noah Harari hace un repaso de los obstáculos que sufrió el liberalismo en la primera y la segunda guerra mundial, como al principio se centró en los privilegios de una clase media y aparentemente ciego a la clase trabajadora, las mujeres y las minorías. Pero después el liberalismo amplió sus horizontes y acabó valorando las libertades y los derechos de todos los seres humanos. A partir de 1990 se declara el fin de la historia y se pensaba que todos los países serían liberales. Harari argumenta que los votantes de Trump no desecharon totalmente el liberalismo, sino su parte global.

Sin futuro posible

El diario El País publica una entrevista a Slavok Zizek, filósofo esloveno de 69 años y postmarxista. En ella, se le cuestiona a Zizek sobre la bienvenida que le dio a Trump, a lo que el filósofo contesta: “Porque Trump es una bendición, aunque protagoniza un tipo de conducta horrible, capaz de todas las rupturas. Precisamente por eso puede despertar, desencadenar, alguna reacción. Lo que hace Trump es una locura, pero antes ocurría lo mismo paulatinamente. Con el medio ambiente, con todo. Algunos izquierdistas hacen comparaciones erróneas. Si te disgusta Trump o el nuevo autoritarismo, y eres vago para analizarlo, la analogía es cómoda: “¡Oh, es fascismo!”. Esa analogía con los años treinta es demasiado sencilla. Es más adecuado remitirnos a la decadencia anterior a la Primera Guerra Mundial cuando, igual que hoy, todos se preparaban para la guerra, pero nadie la creía posible.”

La persona más inteligente

Mario Vargas Llosa en su obra Historia de un deicidio cuenta que Gabriel García Márquez cantaba de niño una canción sobre Mambrú que se fue a la guerra. Cuando le preguntó a la abuela quién era ese tal Mambrú, la abuela que no tenía la menor idea le dijo que era uno que se había ido a la guerra con su abuelo. Cuando García Márquez se dio cuenta que no era otro más que el Duque de Malborough, prefirió la versión de la abuela. A mi me habían dicho que la doctora Moreno tenía siete doctorados, desde teología hasta química. Que en alguna ocasión le había dicho a un Arzobispo u Obispo que no rebuznaba porque no daba el tono. Después de buscar información en internet, descubrí que la doctora María de los Ángeles Moreno Enríquez no tenía siete sino tres doctorados. La conocí cuando mi profesor de Historia de las Relaciones Internacionales, Raúl Figueroa, nos llevó a una plática sobre historia del arte en su casa por los rumbos de la colonia San Rafael. De acuerdo con un perfil elaborado por Guadalupe Avilés Moreno, la doctora Moreno estudió en la Escuela Nacional de Ciencias Químicas. En México obtuvo doctorados en Letras e Historia. En la Universidad de Carolina del Norte estudió una Maestría en Artes (Literatura y Antropología) y en la Universidad de Columbia realizó un doctorado en Historia del Arte. Y en Francia obtuvo la certificación agrégés para convertirse en profesor de liceos o universidades. El perfil indica que la doctora Moreno se encontraba jubilada desde 1985 e impartía conferencias y charlas informales en su casa sobre historia, arquitectura, literatura o arte. Antes de conocer a la doctora Moreno, Bustos-sensei era la persona con más doctorados que conocía. Nazario Bustos García me dio clases de japonés en 1989 y tenía dos doctorados, uno en psiquiatría y otro en educación, por la Universidad de Tsukuba, en Japón. En el ITAM, José Francisco Fernández Santillán tenía dos doctorados; uno en historia de las ideas políticas, por la Universidad de Turín, y otro en Ciencia Política por la UNAM.

Andrés Manuel, el dogmático.

Andrés Manuel López Obrador se autodefine como liberal, como se definían los liberales del siglo XIX en oposición a los conservadores. Reyes Heroles decía que los priistas del presidencialismo mexicano se sentían herederos de los liberales del siglo XIX y enaltecían al indígena muerto, con el que se identificaban, la raza de bronce, a la vez que pisoteaban y discriminaban al indígena vivo. A leer “La llamada de la Tribu” de Mario Vargas Llosa, me doy cuenta de que Andrés Manuel no es liberal, sino marxista. Dice Vargas Llosa que “el liberalismo es una doctrina que no tiene respuestas para todo, como pretende el marxismo, y admite en su seno la divergencia y la crítica, a partir de un cuerpo pequeño pero inequívoco de convicciones”. Ante la metedura de pata que fue cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), Andrés Manuel dijo que había corrupción en los contratos. Siempre la respuesta correcta es la corrupción. Que si amanece nublado, la respuesta es la corrupción de la mafia del poder. De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española, dogmatismo es la presunción de quienes quieren que su doctrina o aseveraciones sean tenidas por verdades inconcusas. De nueva cuenta cito a Vargas Llosa, para quien el liberalismo no es dogmático. El liberalismo “sabe que la realidad es compleja y que a menudo las ideas y los programas políticos deben adaptarse a ella si quieren tener éxito, en vez de intentar sujetarla dentro de esquemas rígidos, lo que suele hacerlos fracasar y desencadena la violencia política”. No son nada buenos los augurios con un Presidente dogmático que se siente poseedor de la verdad. No se equivocaron quienes sostenían que López Obrador era un peligro para México; aún antes de protestar el cargo ya logró la caída de la bolsa, la depreciación del peso, la pérdida de calificaciones crediticias para el país y la pérdida de 131 mil millones de pesos en minusvalía de los ahorros de los trabajadores.

La llamada de la Tribu

El 3 de abril de 2018 escribí una entrada al blog denominada “La tribu bajo ataque” en la que hacía referencia a los ataques lanzados por Andrés Manuel López Obrador contra los itamitas, y de cómo había escuchado a Antonio Diez Quesada decir que “ITAMitas, somos los únicos que nos autonombramos como tribús.” Esto fue hasta que el término tribu adquiriera una connotación negativa por el libro “La llamada de la Tribu” de Mario Vargas Llosa. El libro representa la biografía intelectual del escritor Mario Vargas Llosa. Cuando Vargas Llosa cita a Hayek, dice que los órdenes espontáneos como el lenguaje, la propiedad privada, la moneda, el comercio y el mercado surgieron para superar la vida de las cavernas y de la tribu. A la vez, cuando Vargas Llosa cita a Ortega y Gasset, equipara a la tribu con la masa.

La semilla de la destrucción

Norberto Bobbio dijo que la democracia lleva en sí misma la semilla de su destrucción, los nazis, por ejemplo, llegaron al poder a través de las urnas. Mario Vargas Llosa, en su obra La llamada de la tribu, cita a Jean-Francois Revel quien, en el contexto de la guerra fría, tiene un argumento parecido al de Bobbio. En el diagnóstico que hacía Revel, la URSS iba ganando la guerra a Occidente, pues se aprovechaba de las libertades que en estas democracias existía para atacarlas.

El error de octubre

Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente electo de México, canceló el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM). A pesar de que Citibanamex publicara un informe titulado “Nuevo Aeropuerto en CDMX: en vísperas del error de octubre” en el que advertía de los efectos que en el corto y el mediano tendría la cancelación del proyecto; pérdida del capital invertido (120 mil millones de pesos) y pérdida de confianza en la nueva administración que “tomará decisiones públicas de forma discrecional y populista”.